CÉSAR JIMÉNEZ. RESTAURANTE GOYO. GARRAY (SORIA) 

A César Jiménez  no le duelen prendas al pasar de numantino a romano si así lo exige el guión. Su imagen es el fiel reflejo del orgullo que supone para los habitantes de Garray ser ellos mismos los que recuperen y difundan el episodio más notorio de la historia de la provincia, la toma de Numancia. César y sus paisanos lo hacer cada año a través del Keltiberoi, donde se revive tanto la historia que incluso los restaurantes como Goyo vuelven a cocinar los menús que alimentaron a los numantinos.

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¿Desde cuándo lleva abierto el restaurante Goyo?  Aquí llevamos desde 1982 y, actualmente, trabajan ocho profesionales.

¿Cuál es el origen de restaurante Goyo en Garray, no solo en esta ubicación sino en el pueblo? El restaurante viene ya de los abuelos, de toda la vida. Ellos tenían la posada y, en vez de tener la cochera para coches, tenían cuadra para guardar los caballos, era como una venta. Y luego tenían la tienda-bar donde podías comprar de todo, desde zapatillas, a tomates y vinos.

¿Y el nombre? ¿Siempre ha sido el mismo? Goyo era mi padre y de ahí el nombre actual. Cuando vivía mi abuelo, era Adolfo Jiménez. Al pasar a mis padres se llamó Greji, Gregorio Jiménez, y al pasar aquí al 82 lo renombramos como Goyo. Yo llevo siendo el titular desde el 84.

 ¿Cómo ha cambiado Garray en estos 30 años, desde que cogió el restaurante?  Garray siempre ha sido zona de paso, más antes de hacer la variante. La gente pasaba por aquí bastante, por el bar a coger la botella de vino, el tabaco, la botella de moscatel. Y, ahora pues todo eso se ha perdido, entre los controles que hay de obras, de la Guardia Civil, de todo… Ahora baja menos gente, ahora solo para al café. Y no ha cambiado la situación tanto por la variante, que teníamos bastante miedo cuando se hizo, sino por el cambio en normativas y controles.

 ¿Cómo ha sido la relación del pueblo y los vecinos con el yacimiento de Numancia, ha sido siempre punto de referencia o ha cambiado esa relación?  Numancia, para la gente del pueblo, siempre ha sido Numancia, aunque era la gran desconocida. Ahora gracias a la Asociación Tierraquemada se ha dado a conocer mucho más. Se van haciendo cosillas, como una representación todos los años, la gente  está más unida al yacimiento gracias a la asociación que ha dinamizado la vida cultural de Garray.

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¿Se nota el efecto de las jornadas de Keltiberoi? Al principio la gente es un poco reacia a iniciativas como ésta jornadas de recreación, pero luego salen contentas y, de hecho, repiten año tras año.

Fue en el año 1999 cuando Alfredo Jimeno elaboró este menú celtibérico, que se ofrece ¿Cómo es?

Ante todo, es comida sin especias, elaborada con ingredientes de lo que había entonces. Alfredo hizo una relación de los productos que había en aquella época, y se elaboran los platos fuera de la gastronomía y condimentación a la que estamos acostumbrados. Por ejemplo, lo que más se consumía era la caza, el jabalí, ciervo, corzo… Luego había bastante bellotas, lentejas… Y todo eso se encuentra en el menú degustación, con dos primeros, dos segundos, el entrante, la caelia, la cerveza celtíbera hecha de trigo, dos postres, y el café, que no es muy de la época, pero la gente de ahora se ha acostumbrado a comer así.

¿Qué cambia en la cocina a la hora de elaborar este tipo de menús?  Sobre todo, la condimentación. No se puede echar pimienta ni laurel y quizá por eso parece más pobre.

¿Y la gente como lo recibe, cuáles son sus impresiones?  Lo cogen con recelo pero salen encantados, de hecho repiten. Ya llevan nueve años.

 ¿Son viables todas estas jornadas, hacen cultura turística?  Yo creo que sí, se nota que hay gente que ha estado y quiere repetir, llaman, se interesan, repiten, vienen con otros amigos. Tenemos clientes de Zaragoza, de Madrid e incluso hay gente que pide ese menú fuera de las jornadas, porque quieren probarlas en una excursión aunque fuera de la fecha de la fiesta.

Quizá de unos años para aquí hay más presencia de Numancia en el pueblo, que se identifica más con el yacimiento… Ha habido más acercamiento sobre todo por la asociación, ahora todos estamos más volcados con lo nuestro: Ayuntamiento, empresas, gente… Antes no se le daba tanta importancia a Numancia, por lo menos de manera visible. Nosotros siempre se lo hemos dado, pero se externalizaba, no se veía en el exterior.

¿Y se le da toda la importancia que tiene ahora? Creo que no, por ejemplo a la hora de cobrar. Fuera pagamos por todo y aquí no pensamos que se pueda. Además, no se cuida lo suficiente, hay un tema lioso sobre la propiedad, si es de la Junta o no… Y eso repercute por ejemplo en la limpieza o abandono de la zona.

 El turismo es importante para ustedes, ¿qué peso tienen en el negocio?  El turismo fuerte llega en los meses de julio, agosto y septiembre. También los fines de semana por el turismo de interior o el tema de caza. Como establecimiento hay que estar todos los días pero el turismo llega de manera puntual. El grueso fuerte son los trabajadores, los cafés, los menús del día. El turismo en Soria no es fuerte.

¿Qué comida ofrece a esos clientes diarios? Ofrecemos comida casera, un primero y un segundo. Garbanzos, alubias, menestra de verduras, son primeros muy normales y segundos fuertes, chuleta de ternera, lomo de cerdo, costillas, carne de ternera estofada, callos, migas… Comida de casa de toda la vida…

 ¿Los turistas piden productos sorianos?  Sí, en el bar gastamos productos de por aquí y los ponemos en la mesa. Los fines de semana ponemos aperitivos antes de la comida, el picadillo, que a la gente le gusta sobre todo si es de fuera. Y preguntan por el típico torrezno de Soria, se notan las campañas de publicidad en lo que piden los turistas.

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¿Qué recomendación hace que combine los ingredientes de la zona?

Ante todo, liebre con arroz, la liebre es de Soria, de aquí de la zona. Y la hacemos bajo pedido, porque es muy valorada y buscada en Garray y en los pueblos de alrededor, y eso se traduce en la cocina. De manera puntual, cocinamos piezas de caza. Por ejemplo, si cogen un corzo y lo traen, hacemos caldereta, pero es algo más especial.

¿Qué perfil de turista viene? El 90% vienen a comer mucho y pagar poco. Y eso se nota también en las habitaciones de nuestro hostal. Tenemos 15 habitaciones y de un tiempo a aquí, los clientes regatean. Hacen reservas y te llaman antes para decirte que o bajas el precio o anulan. Las habitaciones tienen el precio que tienen. Y a veces me interesa más tener las habitaciones vacías que bajar el precio. En general, tanto las habitaciones como el restaurante está dirigido a trabajadores entre semana y turismo y cazadores, los fines de semana.

¿Se nota la cercanía a Soria?  En el hostal no, solo en algunos trabajadores que no encuentran hostal en Soria y prefieren comer, cenar y dormir aquí. Quizá sí se note en las zonas residenciales de Garray. Hay tres… Y gente que no conozco, que vienen solo a dormir al pueblo. También hay gente que se fue a hacer la vida a Soria, se ha casado y ha vuelto, vinculados al pueblo. Pero los vecinos nuevos no se implican en la vida del pueblo, solo duermen aquí.

 ¿Qué le gustaría que pasara en Garray en el futuro?  Yo creo que va muy bien, crece poco a poco, el Ayuntamiento lo tiene todo bien atado. Vamos bien, pero es mala época. A Soria tardó en llegar la crisis, pero ya ha llegado y está afectando.

¿Y se nota la ruta de los dinosaurios? Sí se ha notado, hay familias que paran y van a ver la ruta…

¿Es Garray uno de los pueblos más turísticos de Soria?  Ha crecido bastante, hay dos ríos, piscinas municipales que se nota a la hora de que venga gente en verano. Y muchos caminantes, viene mucha gente caminando que hace el camino Soria-Garray todos los días. Muchos dicen que Garray es un pueblo privilegiado, estamos a cinco minutos de Soria.

¿Son muy numantinos? Yo me he cambiado a romano, y no he dicho nada (risas). Siempre he llevado el escudo numantino pero hace tres años dijeron que faltaban senadores y me cambié a romano. La verdad es que tanto en las jornadas culturales como en la representación, el pueblo se implica mucho. Participamos bastantes, doscientas y pico personas, al final sacamos el espíritu numantino. Antes nadie quería ser romano y ahora pasa al revés. Los jóvenes son los primero que quieren participar… Mi hija pequeña de dos años ya salió el año pasado.

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¿Qué ha supuesto Alfredo Jimeno para Garray y para Numancia? Pues ha supuesto mucho para nosotros. Ha descubierto Numancia y nos ha enseñado lo que supuso para nosotros. Está dispuesto, nos ayuda, nos responde, está muy involucrando en la vida de Garray…

¿Algún deseo para el futuro? Yo creo que peor que estamos no vamos a estar, creo que vamos bastante bien, somos 500 habitantes y, si corremos mucho, quizá es peor.